Noa – Cuando el CMV se reactiva – #ExperienciasCMV

Os contamos la historia de Noa, un bebé con CMV asintomático  ¿Qué quiere decir eso? Su mamá, Lidia, nos cuenta su historia.

Todo comienza por mi. Durante el año 2014 empecé a notarme unos bultos en el cuello que me estaban ahogando por el mes de agosto, junto con dolores intensos en todas las articulaciones del lado derecho.

Me hicieron una ecografía en el cuello y rápidamente me mandaron a medicina interna al hospital 12 de Octubre de Madrid.

Por una extraña razón todos mis ganglios se inflamaron a una velocidad vertiginosa y uno de ellos se necrosó y me presionaba la aorta.

Ese mismo mes, en mi trabajo de dependienta, los dolores que tenía en mi lado derecho incluida la cabeza eran insoportables hasta tal punto de que perdí la consciencia. Me ingresaron.Tenía fiebre y todo apuntaba a una infección. Tras intentar durante 11 días calmar mis dolores con toda clase de medicinas y tras analíticas diarias para saber qué me ocurría no supieron dar con la solución ni el porqué de mi aquejamiento.

Me hicieron un escáner con contraste de yodo porque todo apuntaba a un linfoma para ver si sólo estaba en el cuello o había otro tipo de tumor por otro lado de mi cuerpo que no estaba dando la cara.

Finalmente y sin dar una explicación clara de lo que me pasaba me operaron y me extirparon sólo el ganglio malito de mi cuello. Aunque tuvieron que comprobar que ni la tiroides ni la garganta estuvieran afectadas por el supuesto linfoma. Fue un año horrible para mí. Había días que no podía levantarme de la cama por mis dolores. Tras analizar el ganglio me dijeron que no era un linfoma, sino que posiblemente fue de una infección pasada.

En 2017 me quedo embarazada, por entonces no tenía ningún síntoma de mi enfermedad ya curada. Todas las revisiones de mi embarazo y ecografías fueron normales aunque, por otra extraña razón me salía anticuerpos de hepatitis C. Enfermedad dificilísima de contraer y de la cual mi carga viral es indetectable. La explicación del médico fue que estoy dentro del 5% de la población que crea anticuerpos por sí sola frente a la enfermedad. Es decir, que me curé sola.

En enero de 2018 nace mi querida bebé Noa. Debido a mis dichosos anticuerpos de hepatitis C mi parto fue natural sin ningún instrumento usado. A partir de ahí todo fue un conjunto de casualidades. A Noa la midieron mal la cabeza al nacer por lo que parecía padecer microcefalia. Y otra casualidad es que en ese momento estaban realizando una prueba de saliva a todos los recién nacidos en ese hospital para precisamente detectar el CMV. Por lo que se la hizo una analítica de orina y la recogida de la muestra de saliva. Ya en casa, a la semana recibimos una llamada del Hospital para con el Dr. Daniel de infecciosos del Hospital 12 de Octubre. Se nos cayó el mundo encima. No sabíamos qué ocurría con nuestra bebé. Empecé a buscar en Internet y quedé horrorizada. Me sentía culpable. No podía explicar por qué mi hija nació con CMV si a mi en 2014 2015 y 2016 me hicieron análisis de todas las enfermedades infecciosas que existían y todas daban negativo. Me puse hasta escéptica y pensé que se trataba de un error. No lo podía asimilar… No lo podía comprender. No podía para de llorar. No dormía. Miraba a Noa y se me saltaban las lágrimas de lo culpable que me sentía. No cabía en mi cabeza el cómo mi hija pudo nacer con microcefalia si la última ecografía era perfecta a dos semanas de nacer.

Cómo era posible el contagio si yo no lo tenía. Revisé todos mis análisis desde el 2014 hasta el final de mi embarazo.

No existía ninguna anotación de CMV en mis análisis.

Una semana después de nacer la vio el Dr. Daniel y llorando le pregunté cómo fue posible el contagio y todas mis dudas al respecto. Revisó mi historial ya que a mi me trataron en ese mismo hospital y en efecto, yo tenía claros síntomas de CMV en adultos.

Inflamación inexplicable de ganglios, dolores en las articulaciones, fiebre…. Le dije que a mi no me informaron de nada de eso. De hecho fui la primera paciente que ingresó con esos síntomas en el hospital.

Tenía dudas de si se podía haber evitado que contagiara a mi bebé y me dijo que era como una lotería. Ese mismo día a Noa la hicieron una ecografía en la cabeza para descartar daños neuronales. Todo estaba bien gracias a Dios. Para asegurarnos la hicieron una resonancia con 16 días de la cabeza porque se veía su cabecita con más precisión. Sin síntomas. Su padre y yo llorábamos con cada prueba de nervios y miedo. Por suerte el cibrado auditivo y  fondo de ojos ha salido perfecto tanto al nacimiento como en las revisiones posteriores.

El Dr. Daniel se ha atrevido a decirnos que Noa es asintomática por el momento y que en caso de que el virus hiciera daño sería en sus oídos.