Victoria, una campeona gracias al tratamiento en el embarazo – #EXPERIENCIASCMV

Todo iba bien en mi segundo embarazo, una niña venía en camino y estábamos muy ilusionados. Yo me encontraba bastante bien, algo más cansada que en el primer embarazo, por eso de tener que cuidar de un pequeño terremoto de casi dos años y compaginar el trabajo, pero lo normal. El seguimiento me lo hicieron principalmente por la seguridad social, aunque también iba a mi ginecóloga del privado. Las analíticas me las hice todas por la seguridad social, menos la del primer trimestre que además me la hice por lo privado, pues desde que pedí cita en mi médico de cabecera hasta que me atendieron, pasaron unas cuantas semanas, y me resultó más rápido pedir la analítica a mi ginecóloga del privado en cuanto me enteré de que estaba embarazada. Tanto analíticas como ecografías estaban bien, y el embarazo seguía su curso…

La “sorpresa” me la llevé cuando fui a la consulta de la Segurida Social a recoger los resultados de la analítica del segundo trimestre. La ginecóloga que me atendió, nada más entrar, me dijo que me había dado positivo en citomegalovirus (tanto IgM como IgG). Así, sin anestesia, y sin darme otra explicación. El citomegalovirus me sonaba de haberlo estudiado, pero no tenía ni idea de qué repercusión podía tener en el embarazo. Tuve que pedirle que me explicara… lo único que me dijo es que no me preocupara, que la avidez era alta, y que seguramente lo hubiera cogido antes de quedarme embarazada. Le tuve que insistir en que me explicara más, que no entendía eso de la avidez. Me explicó que la avidez venía a indicar que seguramente la infección la hubiera pasado de 2 a 4 meses antes. Así a priori, no teníamos otra manera de comprobarlo, puesto que en la analítica anterior no me habían solicitado el CMV (al parecer, algo tan sencillo, no se analiza de forma rutinaria). Yo ya estaba de 27 semanas y, ¿me decía que no tenía de qué preocuparme? Le dije que los cálculos no me cuadraban y que según eso de la avidez, sí que había posibilidad de que me hubiera infectado estando ya embarazada, que qué se supone que debíamos hacer. Fue entonces cuando decidió que me iba a derivar al Hospital de La Paz, a la unidad de alto riesgo para que allí me informasen.

Al llegar a casa, recordé que en el privado me habían hecho la analítica del primer trimestre, y que me sonaba haber visto algo del CMV… como loca fui a buscar esa analítica, y se confirmó lo que me temía, en el primer trimestre el CMV era negativo. En algún momento entre el primer y segundo trimestre me había infectado. Lo primero que hice, supongo que como todos, fue meterme en internet, y preguntar al “doctor Google” qué repercusión podía tener. Lo único que conseguí fue asustarme aun más y pasar unos días de verdadera angustia hasta que me atendieron en la Paz.

En el Hospital La Paz nos atendió la Dra. María de la Calle que nos explicó que aunque me hubiera infectado, el virus no siempre pasa a través de la placenta hasta el feto, y que existía la posibilidad de que el feto no estuviera infectado, pero que me tenían que hacer una amniocentesis para descartarlo. Cuando fuimos a recoger los resultados de la amniocentesis, íbamos convencidos de que nos iban a dar buenas noticias, de que nos iban a confirmar que la niña no se había infectado, y de que todo había quedado en un susto. Sin embargo, todo lo contrario, se había detectado carga viral en el líquido amniótico, y además a unas concentraciones muy altas. Se nos vino el mundo abajo, fue un completo batacazo para nosotros.

Desde ese día empecé a recibir tratamiento con Valaciclovir, 2 gramos cada 6 horas, y a las pocas semanas me ingresaron para recibir un ciclo de inmunoglobulinas. Entre medias, me hicieron una resonancia, en la que se vieron dos pequeños quistes en el cerebro de la niña, que en las ecografías habían pasado totalmente desapercibidos. Tras la resonancia me hicieron otra ecografía, donde se confirmó que efectivamente había dos quistes, tan pequeños que si no hubiera sido por la resonancia, no los hubieran podido detectar. Otro batacazo más para nosotros. Además, no sabían decirnos qué repercusión podrían tener esos quistes, todo era una incertidumbre.

A las pocas semanas, y después de recibir el ciclo de inmunoglobulinas en La Paz, me volvieron a hacer otra ecografía. Íbamos con bastante miedo, cada vez que tocaba revisión nos daban una mala noticia. Sin embargo, para nuestra sorpresa, no consiguieron ver los quistes, parece que habían desaparecido y que todo estaba dentro de la normalidad gracias al tratamiento que estaba recibiendo.

Para nosotros fue como un soplo de aire fresco, y aunque éramos conscientes de que eso no suponía descartar que pudiera haber algún tipo de afectación, el hecho de que no se viese nada en la ecografía ya era algo muy positivo. Las revisiones siguieron su curso normal y yo continué con el tratamiento hasta que la niña nació el 4 de diciembre de 2018, tras un parto sin complicaciones. Ella nació aparentemente sanita aunque un poco baja de peso (2.700 kg). Tras hacer el piel con piel se la llevaron a la REA para comenzar a hacerle pruebas: punción lumbar, analíticas, cribado auditivo, etc., donde estuvo dos días. Tanto en orina como en sangre se detectó carga viral, sin embargo los resultados de la punción lumbar fueron negativos y el cribado auditivo salió perfecto. En cualquier caso, estando en el hospital comenzó a recibir tratamiento con Valcyte y a los pocos días nos citaron con el Dr. Baquero-Artigao quien nos explicó cómo se iban a hacer los controles (analíticas cada dos semanas), las pruebas que quedaban pendientes (fondo de ojos y resonancia), así como los especialistas que la iban a ver.

Las semanas fueron pasando y a medida que le iban haciendo las pruebas todo iba saliendo bien, y a ella se la veía sanita, con buen tono muscular y reaccionando bien a los estímulos. Finalmente, pocos días antes de cumplir los 3 meses, le hicieron una resonancia para ver si el virus había afectado al cerebro. Cuando nos dijeron que no habían visto nada en la resonancia, no nos lo creíamos, ¡¡el virus no había afectado al sistema nervioso!!

Victoria ha demostrado ser una campeona, como su propio nombre indica, sobre todo teniendo en cuenta que el contagio se produjo en una fase muy temprana del embarazo. Queríamos compartir nuestra historia para que aquellos padres que se encuentren en la misma situación tengan esperanza y confíen. Es duro pasar un embarazo de incertidumbre y no saber si nuestro hijo nacerá bien o no, pero son muchas las historias de niños que nacen completamente asintomáticos o con una muy leve afectación. En nuestro caso, parece que todo ha quedado en un susto, y no podemos estar más contentos y agradecidos con todo el personal sanitario del Hospital La Paz que nos ha atendido.